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Urubamba: El Valle Sagrado de los Incas


Foto:Mylene d'Auriol

 

 

 


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Foto:Mylene d'Auriol

Por: Luis Moro

<La ciudad del Cusco ha quedado atrás con su vitrina de vestigios incaicos y de asombro. Al amanecer, una débil neblina como un velo, te puede acompañar durante el viaje rumbo al Valle Sagrado de los Incas, lo que no te impedirá ver a la derecha del camino las siluetas ciclópeas de la fortaleza de Sacsayhumán. Tampoco, escapará a tu admiración el laberinto de Qenqo con sus canales en zigzag y su piedra muda al centro como una ara frente a la que posiblemente se prosternaban los adoradores del Sol y de la Tierra.
Pronto, Tambomachay con sus canales y caídas de agua te demostrará la sabiduría de los arquitectos y los ingenieros hidráulicos de entonces. Tambomachay fue un centro de culto y homenaje al agua. Aún hoy, cae un chorro de cristal proveniente del centro de la tierra.

Y luego de que la carretera ha terminado de desenroscarse desde las alturas, te encontrarás de golpe en medio de una feria de colores, un mercado andino, un hormigueo humano, un entrevero de voces y altavoces promocionando la oferta y la demanda de artículos indefinidos. Estás en la plaza principal de Pisac convertida dominicalmente en feria popular. Pisac es un pueblo mestizo construido sobre restos indígenas por el virrey Francisco de Toledo, cuyo gobierno, por otro lado, se empañó al aprobar el descuartizamiento de Túpac Amaru.

El río Urubamba no es bravío en sus primeros tramos, en especial cuando pasa por el pueblo de Pisac que es desde donde se puede considerar un paseo turístico a lo largo de la ruta que comúnmente suele denominarse "Valle Sagrado de los Incas". Y, es sagrado porque así lo consideraban aquellos lejanos habitantes de la región. El río cumplió una función vivificadora enlazada con la imaginación telúrica de aquellos que lo consideraban un río de la vida, regido por las constelaciones, en comunicación constante con las cumbres del Pitusiray, el Salcanay y otros nevados. Esta visión de la mitología inca poco a poco fue siendo enterrada en la mente de los indígenas por los conquistadores españoles, quienes la consideraban una idolatría. El río no es poderoso, alcanza algunas veces, unos 25 metros de ancho y aunque es manso en casi todo su recorrido hay sectores de torrentadas en algunos lugares ahora utilizadas por los turistas intrépidos para el canotaje.

El Urubamba cumplía en aquellos lejanos tiempos la misma función que los grandes ríos del mundo como el río Amarillo en China, el Ganges en la India o el Nilo en Egipto, en cuyas riberas se forjaron civilizaciones asombrosas. Eso mismo ocurrió con el Urubumba en el viejo Imperio de los Incas. Por eso fue considerado un río sagrado. En Pisac, entonces, comienza realmente el llamado Valle Sagrado de los Incas que no es sino una zona ubérrima regada por el río Willkamayu o Vilcanota que más allá, luego de un recorrido tormentoso a veces, a veces delicado, se convierte en el río Urubamba. Aquí, en Pisac, te será dable oír una misa en quechua en medio de indígenas y varayocs o alcaldes regionales, al mismo tiempo que te será dable comprobar cómo los agrónomos incas resolvieron el problema de sembrar en las pendientes de los cerros.

Porque ¿cómo retener el agua de las lluvias para sembrar en las pendientes de 45 grados? Ellos encontraron la solución: Los andenes. Esa obra de ingeniería que no son sino terrazas de dos o tres metros de ancho que acondicionaron para echar la semilla. Fue una solución tan pragmática que el líder chino Mao Tse-tung la importó para resolver el problema de sembrar en los cerros como lo hizo en Tachay, uno de los más conocidos emporios agrícolas de China. Los andenes están construidos tan hermosamente que una buena fotografía te hará el regalo de ver una plástica combinación de semicírculos concéntricos en las laderas de los cerros.

En las cumbres de Pisac quedan los restos de un cementerio precolombino, acaso el más grande encontrado en esta parte del continente. De acuerdo a la mitología del lugar "engalanadas por las más hermosas flores del imperio una figura de piedra que tiene gran semejanza con el Phullo doblado sobre su cabeza". Se afirma que se trataría de Inkill Chumpi, "la bella y dulce hija de Hualla Puma cacique de estas tierras que quedó convertida así por su curiosidad al no obedecer las profecías del misterioso pájaro sagrado, el Qoriquenke que había sido llevado hasta allí por Asto Rímac, el príncipe de los Huallas que reinaba en el misterioso Antisuyo" Proseguirás a Yucay y Calca, lugares que la historia señala como los preferidos del Inca Huiracocha, de donde sus capitanes Vicaquirao y Apo Maita salieron a dominar, justamente, a los insurrectos de Pisac. A Huiracocha le tocó una época de grandes desórdenes en un territorio que entonces no medía más de 6 leguas a la redonda. El inmenso imperio del Tahuantinsuyo se formaría después. Entonces, Huiracocha, cansado de la vida, abdicó al trono y decidió ir a pasar sus últimos días en su pequeño palacio de Calca.

Obligatoriamente tendrás que visitar Moray, donde se pueden ver cuatro construcciones de piedra circulares concéntricas formando una especie de anillos que se van ensanchando mientras ascienden. Construcciones sostenidas por recios muros de piedra; alrededor de la construcción principal se pueden observar andenes que forman una especie de herraje. Hay quienes opinan que estas construcciones pueden haber servido como terrazas o anfiteatro para ceremonias cívico-religiosas y no solamente para utilización agrícola.
En Maras, también hay una sorpresa: éste es un pequeño pueblo que como ha dicho un escritor parece la maqueta de una ciudad en miniatura. De Maras se puede ir no con mucha facilidad a visitar las minas de sal porque el camino es de herradura. Justamente, en el camino puedes encontrar piaras de acémilas que cargan sacos de sal ya que en el fondo del pueblo se encuentran salineras naturales. Según opiniones, estas salinas fueron ya explotadas desde los tiempos incaicos.

Mientras te detienes en la historia, seguirás el curso del Río Sagrado por la orilla derecha hasta llegar a Urubamba, llamada la Perla del Vilcanota por la belleza de su campiña, las combinaciones que hace la naturaleza para asombrar al hombre. Luego te darás de lleno con Ollantaytambo.
Este complejo arqueológico fue denominado por lo españoles: Fortaleza de Ollantaytambo. Deberás ascender para ver in situ unos asombrosos vestigios del esplendor incaico. Hay que empezar a subir unas escalinatas rigurosamente bien trazadas y aunque te falte la respiración no intentes detenerte porque arriba está la obra maestra de los arquitectos y picapedreros incas.

El ingreso se realiza por una puerta llamada Punku-punku, hecha de piedra y doble jamba imperial. Es el ingreso a una ciudad sobre la que pesa una leyenda de prestigio: allí nació Ollanta, el héroe de un drama de calidad universal que se atrevió a enamorarse de la hija de un inca poderoso.
Se puede afirmar con toda certeza que Ollantaytambo es la única ciudad inca que se conserva casi intacta y sus casas sirven aún como viviendas donde moran los descendientes de aquellos señores, aunque ya no rodeados del antiguo esplendor. Pero, los lineamientos de la ciudad, sus ejes, su estructura urbanística, se puede notar aún hoy con toda nitidez por los enamorados de la belleza de los volúmenes y los juegos de la luz y la sombra.

En esta montaña se destaca el templo principal con un frontis donde aparecen seis monolitos de granito rosado perfectamente ensamblados en la piedra. Piedra con piedra soldadas para la eternidad por unas fajas estrechas también de piedra en las junturas. Estos monolitos fueron traídos de las canteras de Cachicata muy alejadas del lugar. ¿Cómo vadearon las quebradas y subieron las pendientes con semejantes monolitos? He ahí el misterio.

Es posible que tu visita a Ollantaytambo se realice al atardecer cuando el Sol está cayendo en occidente. Entonces, si eres un enamorado de la dialéctica, si te deleitas viendo esa lucha eterna entre la luz y la sombra -que es como decir entre la vida y la muerte-, entonces, Ollantaytambo rebasará tu pasión por la estética y la filosofía. Para los literatos o los pensadores, Ollantaytambo, pueblo de placita apacible aunque ahora movida por los comerciantes de dentro y de fuera, les hará recordar el escenario donde Ollanta, el héroe de un drama andino inmortal, logró por sus hazañas de guerrero ascender al rango de jefe de los Antes. Enamorado de Cusi Coyllur, "Estrella alegre", -en quechua-, hija predilecta del Inca Pachacútec, éste lo rechazó cuando pidió su mano. Ollanta se reveló contra el Inca y luego venció a sus tropas con Rumiñahui, su capitán general, a la cabeza. Al morir Pachacútec, fue reemplazado por Túpac Inca Yupanqui. Rumiñahui empleó la traición para apresar a Ollanta. Pero el Inca lo perdonó siguiendo una tradición heroica y permitió que se casara con Cusi Coyllur, detenida entonces. Los casados, como en los cuentos de hadas, vivieron felices y tuvieron una hija que se hizo legendaria: Ima Súmac o "Lucero del Amanecer".

Urubamba Sunset

Lo importante de esta ruta es para los estudiosos un motivo de admiración profesional, porque los arquitectos incas desarrollaron un hondo sentido de lo que significaba no divorciar al hombre de la naturaleza, es decir, no separarlo sino al contrario, combinar las necesidades humanas con lo que le ofrecían la tierra, el agua, el aire, el paisaje, el cielo, la naturaleza total, en suma. Había un enorme sentido de la ecología hoy tan de moda, como lo desarrollaron otros hombres situados en las antípodas, tal aquellos hombres de la Cultura Kmer en Kampuchea cuando construyeron sus templos y sus viviendas en Angkor Thom y Angkor Wat donde todo funcionaba -hombre y naturaleza- sin estropearse jamás, como si fuera un reloj. Pero, no solo eso sucedía. Todo el valle era un franja de encantamientos. Por ejemplo, hay algunas cumbres situados en la región -como Machu Picchu- consideradas centro de energía vital. Actualmente, muchos turistas acuden atraídos por esa leyenda, no realmente despistados, porque es científico pensar que sobre nuestras cabezas ronda una gran fuerza llamada "energía cósmica". Y no faltan quienes, acuden a las cercanías de la laguna Huapo, próxima al río, donde muchos afirman haber visto en el cielo dando vueltas a OVNIS u "Objetos Voladores No Identificados".

El Valle Sagrado de los Incas puede dar aún más sorpresas cuando el regreso de este viaje turístico se realiza por Chinchero un pueblo que también conserva su vieja prosapia inca acunando además hermosas leyendas como aquella que señala que allí nació el Arco Iris. La leyenda recogida al respecto afirma que el 2 de mayo se la reconstruye haciendo aparecer a la cruz, símbolo del cristianismo, rodeada de flores violetas, azules, rojas, verdes, amarillas, anaranjadas "o sea aquellas que tienen los colores del arco iris al que los aborígenes llaman el "Kuichi" porque dicen que es hija de la lluvia y que tiene el poder de atrapar al mismo Sol y a la Luna, de tal forma que ningún campesino puede mirar de frente al arco iris sin taparse la boca pues podrían caérsele los dientes. En Chinchero hay un templo especial para rendir culto tanto al arco iris, como a la serpiente, a la que se creía era su hija".
El río Vilcanota es el testigo de cargo de estas grandezas y leyendas. Corre y corre desde la noche de los tiempos. A veces se encajona y hierve de ira en las abras de los cerros; a veces, generalmente, se extiende como un manto vivificador a cuyas veras se enciende la naturaleza en verdes de todos los tonos, y crece el maíz cuyos granos se constituyen en los más grandes y agradables del país. Un choclo de este valle feraz es un regalo de los dioses del agro. Pero, no sólo la flora es el regalo del Vilcanota, también, la fauna es pródiga: hay zorros, perdices, venados, cernícalos y, arriba, cóndores poniendo su lenta rúbrica de vuelo en el firmamento.

El regreso se hace acompañado por la noche. Otra vez, a soñar en el Cusco mágico o tal vez no, porque el sueño ya lo constituyó un paseo en redondo por el Valle Sagrado de los Incas.

 
When in Ollantaytambo Stay at El Albergue - click here for details

Por Luis Moro

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