Foto:Walter Silvera

Foto:Walter Silvera

Lamas es un pueblo pacífico, casi silencioso donde sus gentes indígenas visten con todos los colores del arco iris; es progresista, solidario, porque en sus festividades cocina en ollas inmensas que reparte para que todos coman; es tradicional y trabajador, pero, además, es uno de los pueblos que vive más orgulloso de su prosapia inca.

La ciudad, originalmente, tuvo un nombre muy largo. Se llamó: Santa Cruz de los Motilones de Lamas. Ahora, simplemente es conocida como Lamas. El acta de fundación dice en un párrafo muy extenso, lo siguiente: "Yo, don Martín de la Riva y Herrera, Corregidor y Justicia Mayor de Cusco y Cajamarca, Gobernador y capitán Perpetuo de Chachapoyas y Moyobamba indios motilones e infieles del río Marañón, capitán del Mar y Guerra, para la fundación del pueblo de la Santa Cruz de los Motilones de Lamas, se hace a costa de mi fortuna".
Pero, algo muy importante que enorgullece a lo vecinos es que se estipuló en la fundación que "la jurisdicción y extensión del pueblo se hará posteriormente, se les dé posesión a los indios pobladores según las Reales Ordenes y éstos no serán molestados por los blancos para ningún servicio, debiendo pasar aquéllos a cualquier otro lugar para vivir. Estos son los fundamentos que dejo a cargo del mejor Gobierno y Administración de la ciudad...", etc.

¿La fecha de la fundación? El 10 de octubre de 1656.

En efecto, la etnia de los motilones que habían huido escapando de ser sometidos por los incas, no se dejaban sojuzgar fácilmente. Hasta hoy. Salvo aquellos que dejan el lugar por razones personales, los que se quedan, lo hacen para seguir viviendo de acuerdo a sus más lejanas tradiciones. Y sus tradiciones alcanzan los días en que los incas trataban de conquistar a todos estos pueblos encontrados en su camino. El caudillo Ancohuayoc apoyado por Astohuaraca y otros jefes, dice un historiador, al ser vencidos totalmente por Pachacútec, huyeron hacia el norte por las serranías y el río Huallaga, penetraron en la región de los lamas y se establecieron a lo largo de la cuenca del río Mayo. Años después, dice Wilson León Bazán, los incas, en su afán de liquidar y conquistar los reductos rebeldes del norte, dominaron a los chachapoyas, canas, cañaris, y a los chimús, y ocuparon la ciudadela de Chan Chan.

De allí prosiguieron hacia la ceja de Selva, colindante con los chachapoyas; entonces fue que dominaron Nuyupampa, Tabalosos y Lamas. Allí éstos quedaron sojuzgados cuando el gobierno de Huayna Cápac hacia la mitad del siglo XV. Los conquistadores, como el capitan Riva y Herrera, tuvieron que enfrentar entre otras tribus a los jíbaros quienes les infligieron humillantes derrotas. El 22 de abril de 1650, mediante Cédulas Reales se establecía por fin que ya se había logrado la catequización y reducción de los "indios jíbaros, motilones, casas blancas, mayorunas, tabalosos, lamas y otros". Los incas habían logrado convencer a los indígenas de la región; los españoles terminaron la conquista, cuando los indígenas ya se habían amoldado a la cultura inca, aprendiendo, como mitimaes, todo lo que se sabía entonces de técnica, ciencia, arte, lengua y religión quechuas. Toda esta región conquistada y dominada por los incas fue cuna de los motilones.
Lamas es una ciudad situada en una colina de tierras rojas a una altura de 800 metros sobre el nivel del mar. El clima es excepcional: ni cálido ni frío hasta convertirse en insoportable. Es una de las diez provincias del departamento de San Martín cuya capital es Moyobamba distante 116 kilómetros de Lamas por carretera no afirmada. Pero, la ciudad más cercana es Tarapoto a menos de 25 kilómetros también por carretera que ha empezado a ser asfaltada. Cuando se termine, el viaje que ahora dura 30 minutos se reducirá a la mitad. Cerca de Lamas, corre el caudaloso río Mayo que va a dejar sus aguas en el Huallaga, mudo testigo de las aventuras de los frailes catequistas y los españoles colonizadores de siglos pasados.