Huaraz: Belleza Perpetua
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La mulitza ancashina que se canta al son de la
melancolía- ilusiona a los viajeros aún con fresco rumor de mar en los oídos y sabor de
sal en los labios cuando enumera: "Cordillera Blanca, Cordillera Negra, las ricas
montañas de mi país, Callejón de Huaylas, Reina de los Andes, eres el orgullo de mi
Perú...". Los viajeros sienten la tentación de develar el misterio del canto, saborear la propuesta, entonces, ponen proa al Sol del amanecer y empiezan a partir en dos el horizonte en búsqueda de los paisajes maravillosos del Valle del Santa. Ancash es el departamento en el que se dan simultáneamente, casi todos los paisajes de la tierra. Saliendo de Lima, luego de algunas horas de viaje, ya a horcajadas de los Andes, a 4 mil metros sobre el nivel del mar, se aprecia la gran laguna de Conococha donde nace el río Santa, el más caudaloso de la costa del Perú. El Santa corre entre las Cordilleras Blanca y Negra formando el extenso y cálido valle del Callejón de Huaylas. Los ojos del turista se turbarán ante el paisaje de profundos contrastes: los plumeros de las palmeras limpiando el cielo, las matas de flores humildes y al fondo, imponentes cumbres coronadas de nieves perpetuas, mientras a lo largo del valle tupido de arboledas y jardines de colores impresionistas, como cuadros de Van Gogh, el Santa corre rumoroso hacia el norte bordeando un rosario de pueblos multicolores y pintorescos. Recuay es la primera ciudad que se encuentra al ingresar al Callejón, pequeña, pero rumorosa. Antes, le quedan al viajero dos posibilidades, dos caminos: uno que lo lleva a las célebres ruinas de Chavín de las cabezas clavas, los monolitos insomnes y el Lanzón felino; y otro que prosigue la ruta al Callejón. Así hasta llegar a Huaraz. Huaraz o "Huarac Koyllur", que en quechua significa "estrella del amanecer", denominada Capital de la Amistad Internacional, se extiende como un poncho sobre una ladera, con sus casas techadas de tejas, casi perdido el sello primigenio de su arquitectura tradicional. Calles rectas de casas con amplias habitaciones, conforman la estructura de la ciudad, moderninazadas luego del terremoto del '70 El Callejón de Huaylas ofrece numerosos circuitos turísticos, pero tres están al servicio de los intrépidos: 1) el que conduce a Llanganuco, denominado tour de aclimatación; 2) el que lleva a los restos de la cultura Chavín, considerado tour cultural; y 3) el tour hacia el nevado de Pastoruri, al que van los enamorados de caminar sobre hielo. En la ciudad se puede visitar el Museo Arquelógico ubicado frente a la plaza principal, donde el turista puede recrear su vista con los trabajos que realizaron los antiguos hombres de Chavín, quienes labraron las piedras con sabiduría. En el barrio de Nicrupampa se inicia el circuito turístico de Huaraz. En el trayecto se observa la campiña y desde el mirador de Huacrachirca, mejor los nevados del Huascarán, el Huandoy y los restos arqueológicos de Willcahuaín, "Casa de nietos". Raimondi igual Ancash Llegó a Carhuaz justo cuando se celebraba la fiesta patronal, donde se baila y se bebe eufóricamente; entonces, decepcionado, la denomina Carhuaz-Borrachera. Al arribar a Yungay divisó un hermoso amanecer donde los rayos del Sol reflejaron las puntas del majestuoso Huascarán. Sin duda alguna, la llamó Yungay-Hermosura. Ya en Caraz, fue asediado por decenas de lugareños que le ofrecieron manjar blanco y miel. De hecho, decidió llamarla Caraz-Dulzura. El Parque Nacional del Huascarán A 7 kilómetros de Huaraz se encuentran los baños termales de Monterrey, cuyas aguas superan los 40 grados de temperatura. En el trayecto están también las cuevas termales de Chancos que, como las aguas de Monterrey, pueden aliviar algunas enfermedades reumáticas. En la plaza de armas de Carhuaz, las rosas y las altas palmeras de los jardines y la pileta de bronce en el centro, forman parte de su singular belleza. Sentado en una de las bancas de la plazuela bajo un Sol abrasador, el turista puede saborear raspadilla hecha a base de hielo natural traído de las faldas de la Cordillera Blanca. También está la ciudad antigua de Yungay, trágicamente sepultada por el furioso aluvión del '70. Cobrizos, chaposos, de cabellos lacios y ojos vivaces, los niños ofrecen al turista la fraganciosa flor de retama a modo de bienvenida. Los chiquillos narran a los visitantes la historia de la tragedia: "Todo era
lindo, casas grandes, muchas flores por todas partes, cuando vino el agua del Huascarán,
se hundió la gente", todo desapareció como en un suspiro Por Llanganuco, un paraje accidentado y fascinante, a 28 kilómetros de Yungay, por una carretera que se desenrosca como una serpiente, en una hora se llega a la primera laguna, Chinancocha ("laguna hembra"), que se muestra con su deslumbrante color turquesa; al otro extremo, el Orconcocha ("laguna macho"); y entre los dos, el Huahuacocha ("laguna bebé"). Después aparece Caraz, ciudad que tras ser conocida deja un recuerdo imperecedero en el corazón de los visitantes, capaz de convertirse en honda nostalgia. En Carhuaz se venden dulces multicolores, manjar blanco impecable y jalea de sidra y de tomate, únicos. Desde allí se puede ir hacia el Cañón del Pato para visitar la Central Hidroeléctrica que alimenta de corriente a toda la región, aunque por recientes medidas de seguridad, no es posible ingresar ahora pues se le considera zona reservada. El cielo es el límite En esta zona también está ubicado el pueblo de Taricá, cuna de los artesanos más
antiguos. Allí se encuentran réplicas de artesanía prehispánica y cántaros finamente
ornamentados; los artesanos tariqueños son incomparables. Los viajeros se sentirán
orgullosos de haber visitado el Callejón de Huaylas. Es posible que se hayan conocido los
tres nevados más importantes del Perú: el nevado más hermoso del mundo, el Alpamayo
(6,120 m); el Huascarán (6,768m), denominado el Corazón del Parque Nacional, el más
alto; y el Huandoy imponente (6,345 m). |
Por Janet Montoro
A¤o II/Número 7 , Página 08
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