Crónica de un
sobreviviente
NUEVE VUELTAS A NACER
Cuando la punta de la camioneta saltó sobre la cresta, mi instinto educado
durante años de volar sobre dunas en un 4x4 me dijo que el desastre era
inminente. Habíamos encarado esa duna como lo habíamos hecho con varias
docenas esa mañana, la diferencia estuvo en un par de kph de más y en el
"off
road" extremo, esa es la diferencia entre el éxito y el desastre. Más lento
significa no llegar y en nuestro caso el entrar "pasados" significó
nueve vueltas de campana hasta llegar abajo, al otro lado de la duna.
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La sensación de estar sentado en una 4x4
volando a 60 metros por encima del piso es realmente fuerte y uno imagina
lo importantes que van a ser los siguientes segundos. El primer golpe fue
muy fuerte, sacó el parabrisas y hundió parte del techo mientras el
sólido sonido del metal me recordaba que estábamos en un Land Cruiser y
eso me hizo sentir seguro, si cabe la palabra. Nadie decía nada mientras
girábamos en el aire rumbo al segundo golpe, a cada vuelta yo emitía
algún ruido que me indicara que seguía vivo escuchándome a mi mismo, el
tercero fue el peor y sacudió todo, la secuencia se repitió cada vez
más lentamente hasta completar el noveno y quedar quietos en las
ardientes arenas de la Pampa de los Médanos, en medio de ese silencio que
sucede a la mayoría de accidentes y en el que uno imagina que lo que ha
sucedido es un sueño y en realidad no está pasando. Creo que el momento
más importante del día fue cuando pregunté el inevitable ¿Están bien?
y Federico Meier y Alex Funcke respondieron que sí.
Una vez más la seguridad funcionó a la perfección y todos salimos ilesos. Nuestros compañeros de equipo en la otra 4x4 eran Juan Carlos Vallejo, Manolito Mesa y Amancio Robles quienes al darse cuenta de lo inusual del vuelo preguntaban por la radio. Avisados, bajaron y nos ayudaron a salir para contemplar el desastre. Primeros Auxilios para sacarnos la arena de los ojos y curar pequeñas heridas e iniciamos el proceso de recuperación de piezas y de enllantar las 3 llantas que teníamos KO. A las 3 horas ya estábamos andando pero tan solo por unos metros ya que la tapa del distribuidor, rota en el golpe, nos dejó en 2 cilindros. Es increíble lo que un Land Cruiser puede hacer en esas condiciones pero no era suficiente para salir del enorme hoyo de arena en el que nos encontrábamos. Usamos todo el ingenio y trepamos a la primera pared en medio de un espectacular atardecer solo para darnos cuenta que teníamos cinco más por delante y una muy negra noche encima, las encaramos y al rato ya teníamos a nuestros amigos Tomás y Jesús de Alta Ruta junto a los médicos y todo el apoyo. Así terminó nuestro primer día del TATT Perú 2004, en la piscina del hotel a las 2 de la mañana, llenos de arena y con el ánimo por los suelos. A las 6 de la mañana bajé a ver la camioneta y realmente no se veía tan mal para la gravedad del golpe, subí y encontré a todos con las mismas intenciones; reparar y seguir en carrera. En un segundo estaba contagiado y salimos a sacar la duna que teníamos dentro, ordenar todo, enllantar las MT/R, arreglar un problema de carburación y finalmente donde un viejo maestro planchador que por 40 soles le dio nueva vida, y forma, a la inmortal 555 del equipo que salvo la estética mantenía toda su performance intacta. Llegamos al circuito de Asia con un solo objetivo en mente; dar espectáculo y devolverles algo a los auspiciadores que se esfuerzan por permitirnos estar allí. El TATT combina una serie de pruebas tanto de manejo como físicas y en este caso se debía girar en el circuito deteniéndose antes de la poza de barro en donde dos miembros de la tripulación debían bajar y efectuar un complicado trasbordo de dos galoneras caminando por encima del cable tensado de un winch. En mi caso Federico y Alex batieron récords y en la otra tripulación Amancio y Manolito estuvieron igualmente rápidos, el circuito es algo estrecho y trabado para desarrollar todo el potencial de las LC pero hicimos lo nuestro y ganamos una de las PE (pruebas especiales) y quedamos muy bien en las demás, nos fuimos contentos a dormir. El domingo debíamos girar el circuito completo contra el reloj y naturalmente las dos tripulaciones salimos a matar. Íbamos perfectos, encaramos la poza de barro a fondo, una ola de agua entro a la cabina sin parabrisas y nos dejó sin visión por unos segundos, suficientes para sacar medio auto fuera del circuito en los resbalosos lomitos y penalizar 6 segundos además de generar las desesperadas palabras del locutor y creador del TATT José Mujica quien al darse cuenta de que no veíamos nada gritaba por los parlantes ¡ Pará Lucho, pará !!! cosa que sirvió para darme cuenta del error y corregir la trayectoria que iba directo a la torre de parlantes con lo que nuestra ya espectacular participación hubiera incrementado su "rating". Luego vino la célebre Fosa Maldita, un zanjón de 3 metros de ancho por respetables 2 y medio de hondo que debía ser cruzada en el menor tiempo posible usando todo el ingenio que cada equipo tuviese. El team Aventurismo está habituado a esos retos y se puede decir que casi saboreábamos la victoria. Luego del pitazo inicial, Federico, Manolo y nuestro buldozer Alex Funcke demolían rápidamente las paredes con barretas y lampas, Amancio y Juan Carlos llenaban bolsas de arena trabajando como hormigas atómicas mientras yo me encargaba de maniobrar las dos 4x4 para encarar el enorme forado. Lo hicimos antes que los demás y ganamos la famosa prueba, casi un símbolo del TATT, en buena forma. Ese sublime instante de gloria, esos inolvidables segundos abrazado de mis amigos y compañeros, saltando de alegría sobre el arrugado techo de nuestra fiel 4x4 lograron curar toda la pena que llevaba dentro desde el accidente. Para eso es la competición, para ponerse retos y superarlos y nosotros lo hicimos, con todo en contra pero con un ánimo indestructible que nos dijo esa mañana luego del accidente que no podíamos regresar a Lima con las manos vacías y que debíamos seguir luchando. Nos ganamos el premio al "Espíritu TATT" y luego de todo lo que pasamos eso era como ganar la carrera para nosotros que sentimos que durante este evento simplemente hicimos lo mismo que hemos venido haciendo desde hace años; superar retos con técnica, mucha garra y buen humor. Agradecemos enormemente el reconocimiento de la organización y
queremos compartirlo con todos los que estuvieron allí demostrando con
creces que tienen en la sangre la esencia pura del 4x4. Todos se lo
merecen. He gozado viendo a Ronnie Woodman disfrutar como niño metido en el barro, al buen amigo chileno Mario Calvanese "Pantera" haciendo música en las dunas con el V8 girando a fondo en un recital de manejo al límite, a la gente del ejército de Verde 4x4 y Azul 4x4 aplicando técnicas castrenses al off road y disfrutando de cada minuto en carrera. He visto a tantos buenos amigos del 4x4 nacional y sudamericano en su salsa y compartiendo en todo momento ese clima de buena vibra, solidaridad y compañerismo. Esa es la verdadera esencia del off road y el TATT ha logrado juntarla durante 4 días. Nosotros, que impulsamos la competición 4x4 como un elemento importante del show off road no podíamos ser ajenos a la propuesta y nos sentimos muy honrados de haber sido invitados y haber puesto nuestro granito de arena para que el TATT Perú vaya consolidándose cada año como la prueba más espectacular de competición en desierto del continente. Quiero terminar dedicando este artículo a todo mi equipo, a Juan Carlos Vallejo, Manolito Mesa, Amancio Robles, Alex Funcke y Federico Meier con los que vivimos una nueva experiencia que nos puso a prueba y de la que salimos bien parado como tantas otras veces a base de puro corazón. Son los mejores amigos del mundo. Buena vida a todos. Lucho Mendoza |
Edición Lola Salas
[Sube] http://www.rumbosperu.com