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Salvemos a los delfines

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No sólo enamora a los niños ni a quienes gustan del mar. Es tierno, amigable e inteligente. Para muchos es el otro gran amigo del hombre. Pese a todo ello, el delfín corre el peligro de que aquél vaya exterminándolo.

Cuando pensamos en delfines, lo primero que se nos cruza por la mente es una visión de estas criaturas marinas, con sus rostros sonrientes y espectaculares saltos en mar abierto. Los delfines, marsopas y sus parientes más grandes, las ballenas, corresponden a un grupo de animales clasificados científicamente como cetáceos. Estos son mamíferos marinos cuya vida, a diferencia de los lobos marinos, se desarrolla enteramente en el agua. La evidencia científica demuestra que estos animales vivieron antes en tierra firme y luego de un proceso de adaptación lograron conquistar los mares, un retorno que ocurrió hace unos 55 a 60 millones de años. Los cetáceos se encuentran en todos los océanos; algunos son muy evasivos y sólo se ven raramente, pero otros son de una naturaleza muy conspicua, realizan grandes saltos o nadan en grupos de unos pocos miles. La diversidad de especies de cetáceos se evidencia por las cerca de 80 especies que se conocen, cada una diferenciada por su tamaño, forma, color, dentadura, etcétera.

Los delfines son pequeños, su tamaño varía desde la pequeña marsopa de casi dos metros hasta la orca (que no es una ballena, sino un delfín) cuyo largo es de 9.5 metros. Hay otras especies como los zifios (llamados comúnmente "ballenas picudas") que miden de 6 a 14 metros y, por lo general, poseen sólo dos dientes en la mandíbula.

A la fecha se conocen 33 especies de cetáceos en aguas peruanas. Entre ellos podemos encontrar las ballenas azul y jorobada, cachalotes, y hasta 16 tipos de delfines (incluyendo los de río en la Cuenca Amazónica). Esta diversidad de cetáceos tuvo que alentar el interés comercial por ellos, lo que determinó el desarrollo de la caza de ballenas, primero, y luego de los delfines.

No sabemos exactamente cuándo comenzó la utilización comercial de los delfines. Hacia 1960 aparecieron informes esporádicos de delfines y marsopas enmallados en redes pesqueras y vendidos para consumo humano. Antes de eso, su captura no debió pasar de hecho casual, cuando algunos de ellos se enmallaban por accidente en redes de pescadores artesanales. 
A inicios de los ochenta aumentó su venta. Los primeros resultados de las investigaciones revelaron que hasta cinco especies de delfines eran capturadas en aguas peruanas: el delfín oscuro (Lagenorhynchus obscurus), la marsopa espinosa (Phocoena spinipinnis), el delfín común (Delphinus spp.), el bufeo (Tursiops truncatus) y la ballena piloto (Globicephala macrorhynchus). Las tres primeras dominaban los desembarques, por lo que era necesario ahondar los estudios para conocer los posibles efectos de las capturas, que para 1985 se estimaron en 10,000 animales.
Por primera vez se logró obtener información biológica importante sobre especies como el delfín oscuro y la marsopa espinosa. Se determinó que frente a nuestras costas el delfín oscuro tiene una época de reproducción entre invierno y primavera (julio a octubre) y su alimentación es básicamente la anchoveta. En el caso de la marsopa espinosa, se hizo evidente su vulnerabilidad a las redes para rayas y tollos, sugiriendo un modo de vida a mayores profundidades. De los bufeos aprendimos que algunos grupos son residentes en un área y sus poblaciones no son muy grandes.

Con esta información se promovió medidas de protección específicas para delfines en el país, inexistente en esa época. Así, en 1990, el gobierno peruano decretó la prohibición de su captura, procesamiento y comercio. Pero el efecto no fue el esperado: en 1993 se estimó que anualmente se capturaban entre 15,000 y 20,000.
En la actualidad, la captura y comercio de delfines, marsopas y otros cetáceos menores están prohibidas por ley, y las penas incluyen hasta tres años de prisión para los infractores. Sin embargo, se ha descubierto que en lo que va del año el comercio de carne de delfín continúa, a veces encubierto, otras a la vista de todos.
¿Cuáles son las alternativas para disminuir la captura de delfines? En otras naciones se han propuesto métodos diversos, desde el uso de alarmas electrónicas en las redes hasta casos extremos como el cierre de las pesquerías. Cada alternativa debe enmarcarse dentro de la realidad de cada país. La ley de protección de delfines puede haber reducido su captura dirigida, pero hay otro problema conexo: la captura accidental en redes. Cientos de delfines y marsopas siguen enmallándose en redes usadas para una variedad de peces, y nada se ha hecho para enfrentar este problema.

Entre las posibles soluciones están los "zumbadores", dispositivos que emiten una señal audible para los delfines, alertándoles de la presencia de un obstáculo (red), disminuyendo así la probabilidad de enmalles. Esto ha sido fructífero en Canadá y Estados Unidos. Mas estas soluciones pueden fracasar si la demanda por la carne de delfines continúa. Se requiere por ello una activa campaña de difusión entre la población, para que conozca y asuma su rol en la conservación de delfines en el Perú. También es necesario un control adecuado de las actividades pesqueras de las empresas extranjeras en nuestras aguas.

Mundo Azul

"Si has visto un delfín surfeando las olas, y luego ves los ojos de un delfín muerto, con su cuerpo cortado en pedazos, sentirás la necesidad de hacer algo al respecto", señala Nina Pardo, presidenta de la Asociación Mundo Azul.
Junto a Sergio Bambarén, autor del best-seller El Delfín y vicepresidente de la asociación, realiza campañas contra la matanza y el cautiverio de estos animales. 

"El Año Internacional de los Océanos (1998), ha demostrado la creciente preocupación por el futuro de nuestros mares. Nuestra meta principal estará dirigida a que la gente tome conciencia acerca de la magnificencia y riqueza de nuestro mar, y de la importancia de proteger el ecosistema marino", subraya Pardo.

Por Julio C. Reyes
Año /Revista IV/16 , Pagina 56
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