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Galeria: Antiguo Perú llega a Brooklyn.  Manto, conocido como Manto Paracas (149.2 x 62.2 cm.)Perú: Costa sur, Paracas, 300–100 A.D., Algodón y fibra de camélido, J.T. Underwood Memorial Fund

Manto (detalle) Perú: Costa sur, Paracas, 1-200 D.C. Tejido llano de algodón con bordado en fibra de camélido 34.1560, Alfred W.Jenkins Fund

Vasija de doble pico y asa Perú: Costa sur, Nasca, 100-600 D.C. Arcilla, engobe 41.424, Henry L. Batterman Fund

Vasija con figura del zorro corredor Perú : Costa norte, Moche, 450-550 D.C. Arcilla, engobe 36.332, donación de la colección de Eugene Schaefer

Recipiente semicircular con murciélago Perú: Costa norte, Loma Negra, Moche, 1-300 D.C. Cobre martillado, 86.224.202, donación de la Ernst Erickson Foundation, Inc.

Tocado Perú: Costa norte, Período Intermedio Tardío, 1100-1400 D.C. Algodón, cuero, pluma y pegamento 61.11, Ella C. Woodward Memorial Fund

Vasija en forma de pato Perú: Costa norte, Chimú, 1100-1470 D.C. Arcilla

Concha tallada Perú : Sierra Central, Chavín, 400-200 A.C.  Concha

Saint Patrick's Cathedral on fifth Avenue. © Mylene D'Auriol

El Museo de Arte de Brooklyn en Nueva York alberga una de las mejores colecciones de arte precolombino andino que se encuentra fuera del Perú, contando con más de un millar de tejidos y una cantidad similar de piezas en cerámica, madera, piedra, concha y metal.

A view of Manhattan's South Ferry, with the Twin Towers dominating the skyline. © Mylene D'Auriol

Algunos de los textiles más espectaculares de la colección son los grandes mantos Paracas, como una pieza con el diseño del halcón. A pesar de tener cerca de 2 mil años de antigüedad, los textiles se encuentran en muy buen estado, principalmente, por haber estado enterrados en la árida costa peruana la mayor parte de ese tiempo. El halcón fue bordado sobre el llano y oscuro tejido que hace de fondo, y se le agregaron luego los bordes, tejidos y bordados por separado. Un detalle del manto muestra cómo la dirección de cada puntada se ajusta a la forma de la imagen cosida, lo que da una sensación de movimiento y vitalidad característica de estos bordados tempranos.

Otro sello característico de estos tejidos fue la dualidad visual de su imaginería. En este caso, por ejemplo, las líneas curvas de los halcones les dan formas parecidas a las de los peces. Los diseños, en la mayoría de los casos, estaban inspirados en la naturaleza, por lo que el museo posee diversos objetos decorados con motivos de felinos, ballenas y/o pájaros.

La cerámica Nazca tiene gran cantidad de elementos en común con ciertos estilos de textiles Paracas. Ambos tienen una imaginería explícitamente naturalista, datan de alrededor del 200 d.C. y tienen su origen en el sur del Perú. Los fuertes colores de esta cerámica están delineados en negro, normalmente sobre un fondo tostado o crema. El naturalismo de su imaginería, como en el caso de los pájaros, ballenas o peces, contrasta con lo esquemático de sus diseños. Las suaves formas curvas de los recipientes Nazca les confieren también una sencilla elegancia. Los colores y dibujos se conseguían con engobe de arcilla de diversos colores, o soluciones espesas de agua y barro.

El museo tiene una pieza única, un tejido andino que presenta elementos estilísticos, tanto de la cultura Nazca, como de la de Paracas (figura 4). El tejido Paracas tiene un adorno fascinante y excepcional en los bordes. Se trata de figuras conseguidas al combinar un bordado bidimensional y un adorno tridimensional, a través del proceso llamado tejido "punto de aguja". El borde y sus pequeñas dimensiones hacen de ésta una pieza única en la colección del museo y desde luego en el mundo entero.

Más de 90 figuras adornan los cuatro lados del tejido Paracas. Cada figura es ligeramente distinta a las demás. La línea fluye sin costuras desde las piernas bidimensionales, firmemente incrustadas en el tejido plano del cuerpo, hasta el torso tridimensional. Entre los elementos del borde se incluyen figuras humanas con elaboradas vestimentas y tocados, motivos de plantas y animales; todo creando una enérgica y compleja imaginería que refleja la visión del mundo de la cultura que la creó.

La colección del Museo de Arte de Brooklyn incluye también objetos tempranos del norte y centro del Perú en variedad de materiales, entre los que sobresalen dos piezas en particular. La concha estilo Chavín es fascinante por la delicadeza de su talla y su imaginería. Presenta una figura humanoide rodeada de diversos elementos con forma de serpiente y caras de perfil. La figura central sostiene una concha (similar a aquella sobre la que está tallada ) cerca de los labios.

Estos autoreferentes visuales no se hallan en el cuenco de piedra Cupisnique, de la costa norte del Perú (figura 6). La decoración del recipiente refleja, sin embargo, el intercambio entre los estilos en el arte de Chavín y Cupisnique. Fomas serpenteadas y múltiples cabezas con colmillos decoran la cara inferior, recordando diseños encontrados en varios de los monumentos de piedra en Chavín de Huantar.

Los Moche fueron otra civilización del norte del Perú, aunque sólo se establecieron en la costa y durante un período mucho más tardío (del 100 al 700). El Museo tiene muchos ejemplares de sus recipientes de cerámica naturalistas hechos en molde. La mayoría son de color blanco y rojo, muy bruñidos, con el característico pico de estribo Moche y están decorados con apliques de arcilla tridimensionales y/o pintura con la técnica del engobe.

Un ejemplo de ello es el recipiente con la imagen del zorro. La forma del tocado viene del "corredor de frijoles", motivo comúnmente pintado en los recipientes de pico de estribo. Estas figuras que aparecen corriendo llevan un tocado y bolsas o sacos en la mano que tienen extendida. La imagen del zorro parece ser el retrato de un mensajero o corredor de una de esas escenas.

Los Moche eran también muy hábiles trabajando el metal, como lo demuestra una figura semicircular con el diseño del murciélago. La pieza se hizo con una lámina de cobre o una aleación de oro y cobre. La coloración verde fue producida por la oxidación del cobre, que tuvo lugar en el contexto arqueológico original. Los murciélagos eran un motivo común en el arte Moche y posiblemente un elemento importante en sus creencias sobrenaturales.

Chimú fue otra cultura que floreció más tardíamente en la costa norte del Perú (entre 1150 y 1450). Como en el caso de la cultura Moche, sus artesanos eran expertos en el uso del metal y la cerámica. Muchas piezas de cerámica Chimú tienen un característico color negro, producto de la cocción, más que de la aplicación del engobe de arcilla. El museo tiene varias piezas de esta "vajilla negra Chimú", entre las que se encuentra una vasija con la imagen de un pato.

Un último objeto espectacular de la costa norte en exposición en el museo es un tocado de plumas de varios colores (figura 10). Este tiene el diseño de un tablero de damas compuesto íntegramente por plumas de colores vivos. Estas provenían de pájaros tropicales que vivían en zonas alejadas de la costa en donde se hiciera el tocado (entre 1100 y 1400 d.C.). Increíblemente las plumas casi no han perdido su brillo original.

La colección precolombina del Museo de Arte de Brooklyn es notable por el gran número de culturas representadas en ella y su gran variedad de ejemplares. Esto combinado con la cantidad y el surtido de materiales con los que cuenta hacen de la colección una valiosa fuente para investigadores y una visita obligada para cualquiera que quiera ampliar sus conocimientos del arte precolombino de los Andes.

Por Lauren Ebin
Año /Revista 15 , Pagina 88
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