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Orquídeas del Perú en Peligro

Sobralia dichotoma, especie que adorna Machu Picchu.

 

 

 

 

 

Masdevallia veitchiana, illamada en quechua Waqanki, también de Machu Picchu, son especies muy traficados.

 

 

 

 

 

 

Mormodes rolfeanum, especie de impactante frafrancía.

 

 

 

 

 

 

 

Psychopsis versteegianum, conocida como Orquídea Mariposa.

 

 

 

 

 

 

Cattleya rex, especie endémica de San Martín, también es conocida como galandrina.  En sue género, es una de las más traficado.

 

 

 

 

 

 

 

Scaphosepalum antenniferum, especie poco comón, simula las fauces de un bagre.

"En 1961, quien escribe estas líneas hizo un viaje de colecta científica entre Carpish y Tingo María, y reunió más de 250 especies de orquídeas al lado de la rústica trocha y no las muchas docenas de miniaturas que abundaban. En 1975 repitió el viaje y el 75% de las especies habían desaparecido. En 1995, menos de 30 especies de orquídeas, que se hallaban al lado de la carretera, fueron arrancadas por colectores privados y comerciales. Los niños de ésta y futuras generaciones sólo tendrán fotografías de los "fósiles" de orquídeas peruanas extinguidas, en menos de cuatro décadas, por la incontrolada avaricia". David E. Bennett Jr. Rutgers University, Bs. Agr. cum laud

wpe3A.jpg (30411 bytes)El interés por las orquídeas data de épocas muy antiguas. Fue el filósofo griego Teofrasto quien denominó a esta especie con el nombre de orchis (testículo), en alusión a la parte basal de la planta (el tuberoide), la cual tiene forma de un par de testículos. Además, por tal motivo, se le atribuyeron propiedades afrodisíacas y la capacidad de determinar el sexo de la descendencia (al consumir los hombres ciertas partes y las mujeres otras).

En América precolombina, también las orquídeas fueron apreciadas por algunas culturas preincaicas y la civilización inca, según antiguos registros.

De acuerdo a los botánicos, la gran familia de las orquídeas es el grupo de plantas más evolucionadas.

Vegetativamente, las raíces presentan periféricamente un tejido especial de aspecto blanquecino y de consistencia esponjosa ­llamado velamen­, que le permite captar agua y nutrientes. Las hojas generalmente son coriáceas (textura similar al cuero). Otra característica es el pseudobulbo, pero no todas lo presentan.

Morfología de la flor

Al estudiar su morfología, encontramos tres sépalos y tres pétalos. Uno de los pétalos es diferente de los demás y se denomina labelo o labio. Los estambres y estilos están fusionados: forman una estructura generalmente alargada, denominada columna, en cuyo extremo distal se ubica las estructuras masculinas y femeninas (la antera y el estigma).

Una particularidad de las orquídeas es que no presentan polen propiamente dicho, sino más bien polinios, que vienen a ser masas pequeñas (en número par: 2, 4, 8) y compactas de polen (generalmente ovoides y duras como granos de arroz). Suelen estar acompañadas por unos apéndices (estípite y viscidio). Todo el conjunto es conocido como polinario. En algunos casos puede faltar uno de los apéndices.

El viscidio es una estructura muy especializada. Se halla en la parte final del polinario, la cual está cubierta por una sustancia viscosa, cuyo fin es fijarse al cuerpo del insecto polinizador.

Por debajo de la antera (que contiene el polinario), se encuentra la cavidad estigmática (es la única cavidad en la flor de una orquídea donde encajan los polinios). Esta cavidad está cubierta por una sustancia viscosa, que permite retener eficazmente los polinios.

Formas, tamaños y colores

Es evidente que lo fascinante de las orquídeas son sus flores, caracterizadas por las más sorprendentes formas, tamaños y colores. Por su apariencia, encontramos semejanzas con humanos, animales, aves, insectos y otros. Por su tamaño, es posible hallar flores que van desde los dos milímetros (como Trizeuxis falcata), hasta los 70 centímetros (como Phragmipedium caudatum, la flor más grande).

La polinización la llevan a cabo generalmente insectos, como algunas abejas, moscas, mariposas, y ciertas aves como un colibrí determinado. Algunos buscan néctar, otros van por alimento sólido, y otros buscan aceites y perfumes.

En algunas especies del género Maxillaria, sobre la superficie del labelo, se forma un material pulverulento parecido al polen (denominado pseudopolen), que es usado por algunas abejas como alimento. Por ejemplo, los machos de las abejas Euglosinas visitan las flores para colectar sus esencias, con las cuales atraen a sus hembras. Dichas sustancias se conocen como feromonas (perfume sexual). Las orquídeas frente a estas visitas, casi en beneficio mutuo, han desarrollado sus estructuras sexuales en función de estos agentes polinizadores. En este sentido se habla de mecanismos de polinización y no de "trucos".

Gracias a estos mecanismos, en el cuerpo de una abeja Euglosina se ha reportado 15 sitios de encaje para el polinario, a través del viscidio. Una vez que los polinios son encajados en el estigma por el polinizador, empieza el proceso de formación de las semillas. A partir de este momento, la producción de perfume va decreciendo, paulatinamente los sépalos y pétalos se van marchitando, pero no se caen, permanecen allí inclusive hasta la liberación de las semillas. Por ello, en ocasiones, estos restos florales han permitido la identificación de la especie. El cambio significativo es el desarrollo del ovario, que va progresivamente aumentando de tamaño, hasta convertirse en grandes cápsulas.

El proceso de formación de semillas puede durar de cuatro a ocho meses. Las semillas son muy pequeñas y se ha podido contar hasta cuatro millones en una sola cápsula madura. Esta generalmente es alargada y abultada por el medio, y tiene un aspecto blanco­cremoso.

Cumplido el período de formación de las semillas, el ovario se abre por tres suturas, por las cuales las semillas son liberadas progresivamente y transportadas por las corrientes de aire. Las semillas, como no tienen suficientes sustancias de reserva, necesitan entrar en simbiosis con hongos microscópicos (como Tullasnella y Thanatephorus, entre otros), los cuales le proporcionan proteínas y sustancias de reserva. Por lo tanto, si las semillas caen en un sitio ocupado por los hongos, podrán llegar a ser nuevas plantas. No todas las semillas encuentran estos hongos, lo que explica la gran producción de millones de semillas.

Los aromas producidos son muy diversos, uno de los más conocidos es del género Vanilla, del cual se extrae la vainilla, una esencia muy usada en repostería. Otros aromas son muy exquisitos y exóticos, como en los géneros Gongora y Cycnoches. También hay aromas desagradables afines a orines o pescado en putrefacción como en Pleurothallis aphthosa. Estos olores desagradables atraen a moscas carroñeras.

La producción de aromas no es constante, unas especies producen aroma durante la mañana, otras en la tarde y algunas durante la noche, con el objeto de atraer a sus respectivos polinizadores.

Del mismo modo, los colores son impresionantes. Presentan casi todo el espectro de colores y matices: las hay de aspecto blanco puro, hasta tonos morado oscuro, pero no negro puro. No se ha demostrado la existencia de la orquídea negra.

El endemismo también se da en algunas especies: Masdavallia davisii, en el Cusco; Cattleya rex, en San Martín; Huntleya vargasii, en Junín; etcétera. Algunas especies tienen amplia distribución y se las puede encontrar en cuatro o cinco departamentos. Otras en dos o tres países vecinos.

Al hablar del hábito de las orquídeas nos estamos refiriendo a la forma de crecimiento en la naturaleza. Y cabe mencionar los más frecuentes: epífita (especie que crece sobre la superficie de los árboles y arbustos), litófita (especie que crece sobre superficies rocosas, con o sin líquenes o musgos), terrestre (especie que crece a nivel del suelo), y saprófita (especie que crece a nivel del suelo, con abundante materia orgánica en descomposición).

El nivel de crecimiento altitudinal está comprendido entre los 100 y 4,800 m.s.n.m, por lo que puede hablarse de orquídeas de climas cálidos y de climas fríos. Respecto a la humedad, las hay de climas muy secos (como las xerofíticas), y de climas intermedios y muy húmedos.

Nuestra diversidad

De acuerdo a los estudios de David Bennett Jr. y Eric Christenson2, el Perú bordea las tres mil especies de orquídeas, distribuidas de Tumbes a Puno. La mayor diversidad se concentra en la ceja de selva, comprendida entre los 500 y 3,600 m.s.n.m. La menor diversidad corresponde a la selva baja (entre los 300 m.s.n.m.) y la serranía entre los 2,600 y 3,600 m.s.n.m. Este estimado puede parecer alto, pero sólo responde a la realidad, producto de los limitados estudios, la escasez de recursos económicos, falta de apoyo estatal y el total incumplimiento de los reducidos dispositivos legales de protección al medio ambiente.

Sin embargo y a pesar de lo antes mencionado nos estimula el hecho de que día a día se van reportando nuevas especies, gracias al solitario y tenaz esfuerzo de particulares que con escasos recursos propios exploran y colectan en lugares de alto riesgo. Labor con la que podríamos superar en número de especies nativas a Colombia y Ecuador, que figuran como los países más ricos en orquídeas a nivel sudamericano, por haber hecho más estudios y tener adecuadas medidas legales para el control de sus recursos naturales. Hecho que además refrendan con la fundamental labor que despliegan en sus respectivos ministerios del Medio Ambiente, cuya "contraparte peruana vendría a ser el Instituto Nacional de Recursos Naturales (Inrena) que no pudo resolver el caso Lucchetti, y el Consejo Nacional del Medio Ambiente (Conam) cuya eficacia aún no está demostrada"3. Inrena no cumple eficazmente su labor, pues no cuenta con el personal especializado, ni con los recursos tecnológicos adecuados para un correcto control en la exportación de orquídeas y de otros valiosos recursos agotables.

Las Orquídea de Lima

En Lima se ha podido reportar especies como Chloraea undulata, Aa mathewsii y Porphyrostachys pilifera (el peruanito).

Las lomas de los alrededores de la ciudad de Lima son un ejemplo del nivel inferior de crecimiento de Chloraea undulata, la orquídea de Lima que poblaba las lomas de la Pampa de Amancaes, entre el distrito del Rímac y el cerro El Agustino, allá por 1954, según reporte de Ramón Ferreyra de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Esta especie también poblaba las Lomas de Lachay, según un reporte mucho más antiguo de Augusto Weberbauer.

En la actualidad, Chloraea undulata ya no existe en los lugares antes mencionados, como consecuencia del caótico crecimiento urbano y el sobrepastoreo del ganado caprino, respectivamente. Pero la especie no se ha extinguido en su totalidad, lo cual no significa que podamos encontrarlas fácilmente, pues es todo lo contrario.

En Tumbes y Piura

En la sierra norte se encuentra el Bosque Seco de Tumbres y Piura, un lugar árido y sorprendente, en el que crece la orquídea más conocida (la utilizada para las fiestas de promoción): Cattleya maxima, con flores grandes de color violeta y leve aroma ­aunque las hay también blancas, pero son muy raras­. Esta especie comparte el hábitat con Oncidium onustum, Trichocentrum tigrinum, Lockhartia schunkei, Cycnoches lehmannii y otras. Estas se consideran xerofíticas, por crecer en lugares muy secos y expuestos a una fuerte radiación solar.

Bosques de Podocarpus en Cajamarca

La ceja de selva de Cajamarca tiene su mayor atractivo en los bosques de Podocarpus, la zona más rica en orquídeas. Muchas de ellas son muy exóticas, como Masdevallia setacea, Masdevallia glandulosa y Lycaste denningiana.

La Tierra de las Masdevallias

Los bosques del departamento de Amazonas tienen una mayor diversidad en orquídeas que Cajamarca, especialmente en el género Masdevallia, muy atractivas tanto por su morfología, como por el color de los sépalos. Estos terminan en prolongaciones llamadas caudas (colas), que pueden ser cortas, medianas y muy largas, los pétalos están muy reducidos. Entre las más representativas se tiene Masdevallia decumana, Masdevallia amabilis, Masdevallia mezae y Masdevallia replicata, etcétera.

La Tierra de las Orquídeas

La cuenca del río Mayo (departamento de San Martín) es conocida como La Tierra de las Orquídeas. Casi a la par con la selva de Junín, presenta muchísimos géneros, como Anguloa, Brassia, Catasetum, Cattleya, Bollea, Coryanthes, Lycaste y Masdevallia, entre otras.

La más representativa es Cattleya rex, llamada localmente golondrina.

Entre las orquídeas populares de esta zona tenemos a las orquídeas zapatito, con cuatro especies: Phragmipedium wallisii, Phragmipedium boisserianum, Phragmipedium pearcei, y la más famosa: Phragmipedium besseae.

Circuito Loreto-Ucayali

En las regiones pertenecientes a la selva baja, la diversidad no es espectacular. Su mayor atractivo son las especies del género Coryanthes, Gongora, Maxillaria, Mormodes, Cycnoches y Catasetum, etcétera. Sobresalen Cattleya violacea y Cattleya luteola.

Huánuco y La Bella Durmiente

Los bosques de Tingo María gozan de una incidencia muy importante de especies de orquídeas. Recientemente han sido identificadas nuevas especies, como Lycaste jarae, en honor a Enrique Jara, un cultivador de Tingo María. Además, podemos encontrar otros géneros como Ackermania, Catasetum, Gongora, Elleanthus, Epidendrum y otros.

Parque Nacional Huascarán y anexos

Ancash presenta especies altoandinas que en su mayoría han sido estudiadas en el Parque Nacional Huascarán y otras regiones. Una de las especies más representativas es Masdevallia amabilis, que crece en laderas rocosas y es conocida por el nombre quechua waqanku. La flor de esta orquídea presenta un hermoso color fucsia, aunque algunas son de un admirable blanco puro. Además, hay otros géneros: Aa, Altensteinia, Epidendrum, Stelis, Trichocero, etcétera. Estas especies son un ejemplo de crecimiento en climas fríos.

El Valle de las Orquídeas

El impresionante valle de Chanchamayo (departamento de Junín), muy bien podría llamarse El Valle de las Orquídeas. Esta región, por su importancia y el grado de depredación existente, requiere urgentemente establecer zonas reservadas, como aquella propuesta dormida para el bosque de los cedros gigantes de Pampa Hermosa, entre San Ramón y La Merced, y que el Estado peruano está obligado a apoyar y definir con la mayor celeridad. Esta zona además alberga restos arqueológicos importantes. Por otra parte, ha dado luz a muchas especies nuevas y ha permitido conocer y registrar un gran número de especies al autor. Destacan, Masdevallia ayabacana , la más grande y robusta del género, que puede alcanzar los 30 centímetros de largo por 2 de ancho; Psychopsis sanderae, la famosa Mariposa Real, especie endémica muy rara, que puede medir hasta 18 centímetros y tiene un delicado perfume a incienso; y Huntleya vargasii, la pardusca y brillante Estrella de David. En este gran valle es posible encontrar la gran mayoría de géneros. Resulta abrumador imaginar lo que contenía hace 40 años, se podría decir que allí meditaba Brahma, la entidad creadora de los seres en la naturaleza. Otra locura resulta imaginar lo que contienen las cordilleras del San Matías y la Cordillera El Sira. Estaría justificado, con creces, hacer varias expediciones científicas hacia estos lugares. Una muestra de ello es el reporte de un nuevo género monotípico (una sola especie) para el Perú: Stigmatorthos peruviana Chase y Bennett.

Santuario Histórico de Machu Picchu

La diversidad estimada en este santuario bordea las 200 especies. Es posible descubrir todavía nuevas especies, como Ponthieva sp. nov. (Bennett y Christenson), especie descubierta recientemente en mayo de 1998. Esto nos obliga a realizar más estudios en el santuario.

Una de las travesías más fascinantes del Camino del Inca Ollantaytambo­Machu Picchu, es el tramo Phuyupatamarca­Intipunku, el cual es una región de bosque de neblina, desde los 3,600 hasta los 2,500 m.s.n.m. El excursionista podrá apreciar algo de bosque virgen con abundante flora epífita y arbustiva, pero es necesario aguzar la vista para apreciar las orquídeas a diestra y siniestra. Los géneros más frecuentes de encontrar son: Aa, Epidendrum, Lycaste, Masdevallia , Maxillaria, Oncidium, Odontoglosum, Phragmipedium y Sobralia, entre otras. Una de las más espectaculares es Masdevallia veitchiana (en quechua waqanki).

Pero toda esta riqueza se ha visto disminuida y hasta desaparecida, como consecuencia de los más de diez incendios ocurridos en el Santuario de Machu Picchu, el peor de los cuales sucedió el 30 de agosto de 1997, que arrasó con más de mil hectáreas de bosque virgen. Este siniestro se inició en el kilómetro 120 de la vía férrea Cusco-Machu Picchu (altura de la hidroélectrica que fuera sepultada por un alud) y llegó hasta el kilómetro 111 (altura de Aguas Calientes). Ahora, ¿se estarán tomando medidas preventivas para el futuro inmediato?

El Manu y Tambopata

Los reportes de El Manu y la Reserva de Tambopata no arrojan una diversidad significativa. Pero no por ello dejan de ser interesantes algunas especies de los géneros Catasetum, Chauvardia, Mormodes, Oncidium y Psychopsis.

Mucha gente cree que las zonas reservadas y parques nacionales tienen todas las orquídeas y que, por lo tanto, están protegidas. La realidad es muy diferente, pues basta ver la poca diversidad reportada en dichas áreas y sobre todo su deplorable estado de conservación y mantenimiento.

Arequipa y el circuito del Colca

En la ruta hacia el Valle del Colca, se pudo encontrar sólo una especie del género Myrosmodes, muy característica de estas altitudes frías (cercanas a los 4,200 m.s.n.m.) y crece al ras del suelo protegida por los pastizales. Este género se ha adaptado perfectamente a su entorno, desarrollando hojas cortas, gruesas y suculentas raíces, que penetran hondamente el suelo. Posiblemente también se halle en las alturas de Moquegua y Tacna.

Del altiplano a la selva

Normalmente, la gente no se imagina que Puno pudiera tener orquídeas. Lo que sucede es que la ceja de selva de Puno es poco conocida para la gran mayoría y es justamente en esta región donde se alberga gran cantidad de especies. De estas selvas alejadas y olvidadas, nuestra expedición, en 1995, reportó muchos géneros y más de una especie nueva (además permitió ampliar los márgenes de dispersión de otras especies).

Estas regiones boscosas han sido muy impactadas por agricultores migratorios procedentes del altiplano y otras regiones, lo que ha ocasionado la deforestación de miles de hectáreas de bosque virgen. Esto ocurrió y ocurre al extremo que hay grandes zonas que parecen páramos con restos de antiguos bosques.

Conservación: letra muerta en el Perú

La tasa de desforestación de nuestros bosques va a un ritmo de 300 mil hectáreas al año. Con ello, no sólo se ven afectadas las orquídeas, sino también la flora y fauna de estas zonas. En cuanto a las orquídeas, sus semillas ya no pueden encontrar árboles adecuados para implantarse y generar nuevas plantas.

Esta situación se ve agravada por la gran colecta indiscriminada de orquídeas en estado natural. Estos colectores-depredadores-comerciantes abastecen sin excepción los viveros de Piura, Amazonas, San Martín, Huánuco, Loreto, Junín y Lima. Para esta "plaga" ninguna zona está libre de ser "limpiada", las colectan por miles y las transportan en sacos, utilizando todas las vías de transporte posibles.

Debemos saber que las orquídeas que provienen de la depredación casi siempre tienen adheridas a las raíces, pseudobulbos y hojas ciertas colonias de líquenes, musgos, picaduras y mordeduras de insectos. Al respecto, de acuerdo a dispositivos legales, está permitida la exportación de orquídeas siempre y cuando éstas hayan sido reproducidas en viveros o en laboratorio (in vitro). El descontrol en este caso ha dado como resultado la inexistencia de la propagación in vitro en los viveros dedicados a la exportación de orquídeas.

En el tráfico ilícito de nuestras orquídeas es práctica conocida que las plantas recién depredadas, se laven y acicalen para que parezcan cultivadas y reproducidas en un vivero, para luego el exportador presentarlas al control correspondiente del Instituto Nacional de Recursos Naturales (Inrena). Nos preguntamos, ¿cómo es que pasan el control? Inrena tiene la palabra.

La otra modalidad para sacar orquídeas al exterior es la del intercambio cultural. De acuerdo a las cláusulas legales deben salir y regresar las mismas plantas, además deben estar en floración, sino ¿qué exposición puede hacerse en el extranjero con orquídeas sin flores? Estas orquídeas una vez que salen, ya no regresan, pues, las que regresan son otras, mayormente híbridos. Al respecto, felicitamos la ejemplar labor del Servicio Nacional de Sanidad Agrícola (Senasa) que detectó hace poco un cargamento irregular de orquídeas procedente de Estados Unidos impidiéndose por primera vez en el país la modalidad antes descrita.

Otro gran problema es la escandalosa subvaluación en detrimento del fisco peruano. Los exportadores presentan una lista con precios equivalentes entre uno y tres dólares, para luego, el mismo exportador en el extranjero, presentar la misma lista con precios de 10 a 30 veces el valor original. Esto demuestra una clara evasión de impuestos que fácilmente podría financiar programas de conservación.

Frente al grave problema de conservación de las orquídeas, parece que la única solución está del lado de la biotecnología, con el cultivo in vitro de semillas. De este modo se lograría producir plántulas por millares. Además de la creación de un banco de germoplasma en orquídeas.

Conservar este valioso recurso, es tarea de todos. Preocupa sobremanera la no existencia de una entidad única y responsable directa, ya que muchas comparten esta tarea, pero sólo teóricamente, entre las que conocemos tenemos: Ministerio de Agricultura (Inrena), Conam, Indecopi, Promperú, Ministerio de Industria y Turismo; lo que dificulta y distorsiona el correcto manejo del tema, que finalmente es tierra de nadie.

¿Privaría usted a sus hijos de la bendición de ver las orquídeas en su entorno natural??

  1. David E. Bennett Jr. es investigador asociado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, (Lima, Perú).
  2. Eric A. Christenson es investigador científico del Jardín Botánico de Nueva York (Estados Unidos).
  3. Caretas, 1 de octubre de 1998. N 1536, página 17.

Textos y fotos por Benjamin Collantes
Año III/Revista 13 , Pagina 06
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