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Díalogo: Lika Mutal - Raíces de Piedra

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Mutal pensaba que la piedra era estática y necesitaba que se le diera vida. Luego entendió que ese enfoque era falso: la piedra trabajaba en ella.

 

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Quizá, y más importante aún, fue él quien le enseñó que la piedra está viva.

 

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En sus obras, Mutal domina una fuerza antigua: la búsqueda de la conexión con la piedra. La manera en que la escultora elige las piedras para su trabajo está muy a tono con sus ideas; realmente se trata de un encuentro entre ella y su material.

 

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12-95-interview02.jpg (23110 bytes)Comenzó su vida de esculatora en el Perú, en los años setenta, y ha encontrado aquí su motivación.

En el jardín de la escultora Lika Mutal en Barranco hay una piedra que no ha movido un centímetro en diecisiete años. Durante quince no le hizo siquiera una marca. "Me gusta vivir con una piedra durante largo tiempo, antes de empezar a trabajarla", comenta.

Hoy, la piedra, de más de un metro de altura, muestra apenas la talla de un suave canal cuya agua corre desde una secreta fuente. Gran parte de la superficie es áspera, no trabajada. Un agujero, horadado profundamente en la roca, admite luz desde atrás.

Como muchas de las piezas de Mutal, esta fuente de piedra parece estar profundamente conectada a las tradiciones del Perú antiguo. En este caso recuerda a un artefacto ceremonial inca. La escultora, sin embargo, es reticente a aceptar esta influencia prehispánica en su trabajo. De hecho evitó completamente el contacto con esta cultura, durante sus primeros años en el Perú. Tras su llegada en 1970 se resistió a visitar los grandes complejos de piedra inca en Cusco hasta 1978. "Tenía miedo de que si iba a Cusco me paralizaría, y no trabajaría nunca más", dice. "Creo que uno debe tener mucho cuidado con las influencias. Uno tiene que ser muy maduro para soportarlas".

Lika estudió en la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad Católica en Lima con Anna Macagno, hoy directora de la actual facultad. Un día Maccagno trajo a Juan Arias, un escultor de piedra local, para que enseñara técnicas básicas a los alumnos.

Su vida cambió para siempre. "En tres minutos me enseñó lo que ha permanecido conmigo desde entonces: no use guantes interfiere en su forma de sentir la piedra; mire su trabajo, no su martillo o su cincel; y trabaje por encima o por debajo de su abdómen para proteger sus riñones".

Mutal es holandesa, mas se convirtió en escultora tras su llegada al Perú. Se había formado como actriz en Holanda, pero el problema de la lengua la excluyó del teatro local. Evidentemente Mutal necesitaba expresar su lado artístico. Decidió combinar la crianza de cuatro niños con el estudio de la escultura.

Trabajó en arcilla, madera y acero, pero después de conocer a Arias, decidió trabajar sólo en piedra. Las enseñanzas de don Juan no acabaron en esas primeras y simples lecciones. Arias se convirtió en su amigo y mentor. Su vida como escultora se ha nutrido de sus ideas. El tiene hoy 83 años y ya no puede trabajar la piedra, pero ella aún recurre a él si se encuentra con un problema técnico difícil. Fue él quien la introdujo en la multifacética personalidad de la piedra. Quizá, y más importante aún, fue él quien le enseñó que la piedra está viva.

A Mutal le costaría más tiempo absorber esta realidad más sutil. En su primera época se sentía estimulada por los retos técnicos de la talla. Ella sentía además que la piedra era estática y necesitaba que se le diera vida. Así creó obras de gran virtuosismo que completaba con partes móviles, astutas hazañas imposibles con acero, arena y alambre. Su credo era que la piedra se revelaría a sí misma a través de la técnica que usaba para tallarla.

Con el tiempo llegó a ver este enfoque como falso. La vida de la piedra estaba ya en ella; se revelaría a sí misma en sus propios términos. Este descubrimiento fue una lección de humildad pero no una derrota para la escultora, ya que descubrió, a su vez, que mientras ella había trabajado la piedra, la piedra había trabajado en ella.

"Las piedras te meten en su silencio", sostiene.

¿Una afirmación Zen? ¿Un dicho antiguo del Perú?

Un cantero inca lo oiría impasible, sin derramar su chicha.

"La piedra te hace ir más despacio. Te fuerza a trabajar a su ritmo", asevera. "Trabaja con una pieza grande y te moverás lento, te guste o no". Y a Mutal le gustan grandes. Tiene un bloque de travertino tallado, que pesa once toneladas, en su taller en el jardín. "Tallar bloques grandes es uno de los grandes desafíos de la escultura". dice. El otro gran desafío es el granito, la piedra más dura, "la rompedora de cinceles". "Solía afilar, calentar, y templar veinte cinceles cada mañana, cuando empecé a trabajar en granito", dice Mutal. Pero la paciencia de la escultora tiene límites y hasta el granito debe ceder ante ciertas formas de modernidad. Hoy la escultora trabaja con un cortador mecánico con punta de diamante.

Lika no repudia su trabajo de las primeras épocas, pero no cabe duda que ha avanzado. Hoy la domina una fuerza más antigua: la búsqueda de la relación, de la conexión con la piedra. "Estoy fascinada con la idea de encontrar un puente con el mundo no humano", plantea, con el deseo de llevar a su público a través de ese puente. "Mi objetivo es ser capaz de llevar no sólo la tierra a la gente, sino el magnetismo de la tierra, su inherente espiritualidad."

Así que allí estuvo todo el tiempo: la piedra está viva - una noción inquietante para la gente de hoy, pero una verdad de perogrullo para los que tallaron Chavín y Tiahuanaco y más aún para todos los que hicieron las esculturas vivas en piedra que yacen aún hoy en toda la extensión de la tierra Inca.

La manera en que encuentra las piedras para su trabajo está muy a tono con estas ideas. Explora canteras naturales en las montañas en donde la piedra suelta queda al descubierto, dando vueltas en busca de la que habla. De la que la llama. "En el campo parecen tan pequeñas. Tan grandes en mi taller", musita.

A veces, de manera más prosaica, ha de encontrar un tamaño, una forma y un tipo de piedra en particular para un encargo. Sin embargo, ahí está siempre esa conexión esencial con el material que permite el hecho de trabajar en el Perú.

Recientemente, ante el incremento de la violencia política, visitó Italia, buscando un refugio, ya fuera que la vida en el Perú se hiciera imposible. Al ver los bloques de mármol cortados cuadrados, el tratamiento industrial de la piedra allá, decidió permanecer en el Perú, a pesar de todo.

Lika Mutal ha encontrado un público que aprecia su trabajo en el extranjero, de ahí que su devoción por el Perú se alterne con extensos períodos en la frenética vorágine del mundo del arte en Nueva York. Sus hijos ya han crecido, y ella tiene la posibilidad de gozar de esta "doble vida" con su compañero, el pintor holandés Gam Klutier. "Es como si hubiera hecho un país ideal para mí misma, en el que la capital es la ciudad de Nueva York, y el Perú es mi inmenso jardín", resalta.

Tiene también un público que sigue su trayectoria en Japón, en donde recientemente ha ganado varios concursos nacionales y terminado varias obras por encargo. En Lima, hace poco, ha colocado una pieza en el Club Empresarial del Centro Camino Real de San Isidro, en donde se deleita al ver el lugar en el que está la escultura, un diseño de Alfredo Montagne, y que ella describe como "inca posmoderno."endofarticle.gif (44 bytes)

Por Peter Frost
Fotos: Javier Silva, David Finn

Año III/Revista 12 , Pagina 94
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